Un
LED (Lighting Emitting Diode) es un diodo emisor de luz, también se le conoce
como luz emitida en estado sólido (Solid State Lighting, SSL) y es el elemento
central que proporciona la mejora de la eficiencia energética en las
instalaciones de iluminación. Si queremos ahorrar en luz, la iluminación con
LED es la respuesta.
La
luz LED ahorra energía y por eso está siendo la fuente de luz más utilizada en
la instalación y reemplazo de lámparas y luminarias tradicionales. La
necesidad de mejorar la eficiencia en las instalaciones de alumbrado y las
posibilidades de mejora que presenta esta tecnología, la convierten en la
fuente de luz que alumbrará en el futuro.
Características de la luz LED.
Reducido consumo.
Un
LED (light emitting diode) es un semiconductor, es decir un componente
electrónico capaz de modificar su resistencia eléctrica en determinadas
circunstancias. En iluminación, los LED siempre trabajan en polarización
directa, que es cuando emiten luz. Ésta se genera en una pequeña zona del
diodo, en la unión entre la zona P y la zona N del mismo, por la recombinación
entre electrones y huecos. Gracias a este fenómeno físico el consumo de
corriente eléctrica es mucho más reducido que con otros dispositivos. Por
ejemplo, en el caso de las bombillas de incandescencia, para poder emitir luz
debemos calentar (o casi quemar lentamente) un pequeño trozo de metal. Para
alcanzar estas temperaturas necesitamos utilizar corrientes eléctricas muy
superiores. En el caso de los tubos fluorescentes, la luz se produce por la
ionización de los átomos en el gas, y para conseguir esto necesitamos aplicar
altos voltajes en un corto período de tiempo. El desarrollo de la electrónica
primero y la posterior mejora en los procesos de fabricación de materiales
semiconductores, son los factores que han propiciado el verdadero desarrollo de
la iluminación LED.
Larga duración.
Como
acabamos de comentar, la luz LED o luz generada en estado sólido, no necesita
de gases o filamentos que sufren un desgaste considerable para emitir luz.
Llevado esto a la práctica y a través de años de investigación y pruebas sobre
diferentes tipos de semiconductores, disponemos hoy de una amplia gama de
diferentes LED capaces de tener una vida útil muy superior a la duración de
fuentes de luz tradicionales. Si una bombilla de incandescencia puede durar
2.000 horas, una luz LED rondará las 50.000 horas. La diferencia es tan grande,
que por sí sola, supone un factor decisivo a la hora de optar por luz LED.
Luz dirigida.
Otra característica de la luz LED es que tiene
un reducido tamaño y la salida de luz, al ser muy superficial, está totalmente
dirigida en una única dirección. Esto incrementa la eficiencia del sistema, es
decir la salida de luz de la luminaria es mayor y no son necesarios costosos
elementos que redirijan la luz. De esta forma se reduce considerablemente la
contaminación lumínica, sólo iluminamos hacia donde necesitamos iluminar.
Buena reproducción de color.
Es
indudable que la mejor reproducción del color la realizan las lámparas de
incandescencia. Pero de la misma forma sabemos que la ineficiencia de éstas,
hace que los sistemas de iluminación con este tipo de lámparas sean
insostenibles. Con la aparición de las lámparas fluorescentes y de descarga, se
mejoró la eficiencia energética a cambio de una peor visión del color. Parecía
que esto iba a ser así siempre y que una mejora en la eficiencia llevaba
acompañada una merma en la reproducción cromática. Pues bien, la luz LED mejora
la reproducción cromática que tienen las lámparas de descarga y aunque aún
tienen bastante recorrido para mejorar, ya disponemos de luz LED con IRC de 90.
Por otra parte la posibilidad de variar el color de la luz LED, mantiene todas
las posibilidades para el desarrollo de lámparas de aplicaciones específicas.
Menos contaminante.
Las
autoridades y organismos públicos y privados son conscientes de la mejora que
supone la luz LED, y lo son por que es necesario reducir el consumo energético.
Las directivas de la
Unión Europea, por ejemplo con la retirada del mercado de las
bombillas incandescentes, son una prueba palpable de esto. El menor consumo
eléctrico, la mayor duración y la ausencia de mercurio en la luz LED, la hacen
ser protagonista en este sector y la apuesta obligada para usuarios,
instaladores, ingenieros, etc.
Muchas posibilidades de futuro.
La
irrupción de la luz LED en una instalación es una mejora desde el momento en
que encendemos la luz por primera vez. Pero estamos en el comienzo del
desarrollo de aplicaciones específicas para esta tecnología. Hoy el mercado de
la iluminación LED se basa en la sustitución de otras fuentes de luz. En el
futuro veremos como equipos y luminarias diseñados y creados para la luz LED,
mejoran todavía más las prestaciones de este tipo de iluminación, donde antes
teníamos reflectores, ahora aparecerán elementos ópticos activos que ofrecerán
unas posibilidades desconocidas hoy en día.
Fuente:
www.LosLed.com
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